miércoles, 23 de octubre de 2013

Actividades para el fomento de la lectura:



Los amigos

Que fácil es sonreír, cuando nos miramos al espejo y nos damos cuenta que
nuestra sonrisa traerá otra sonrisa. Al perdonar y olvidar las faltas unos a otros,
nos permite estar en armonía con el universo; si fuéramos perfectos no
estaríamos en la Tierra puliendo nuestro diamante interior. Preparemos cada día
nuestros corazones para la armonía.
Había una vez un país donde había muchas flores, quizás tantas que las
mariposas golosas ya no sabían en qué flor se posarían cada día, y los picaflores
se paseaban aquí, acá y allá.
Esto era obra del amor que brotaba de todos los corazones, y era expresado
mediante la disposición a sonreír, no había peleas, ni malos entendidos, las
fragancias de las flores llenaban sus sentidos, de emociones, de pensamientos y
sentimientos puros.
 Hasta que un día un par de amigos no se hablaron más, y las flores de sus
jardines se marchitaron, cuando se veían en la calle se ignoraban como si nunca
se hubieran conocido, y cuando esto ocurría los jardines aledaños también se
marchitaron.
Este par de amigos empezó a enfermar a su familia, amigos, teñían todo a su
alrededor con la falta de amor.
Y un picaflor que venía de un lugar muy lejano se sorprendió de los cambios
que se habían producido allí, ya no era el país lindo que era.
Entonces se propuso que visitaría todas las casas que estaban un poco feas, y
que con su cantar alegraría las flores y estas volverían a ser partícipes de
jardines muy bellos.
Así que con su alegre cantar, llenó de música los jardines y estos empezaron a
mejorar poco a poco.
Y los corazones nuevamente estuvieron felices, pero hubo algunos jardines que
no tuvieron remedio, era del par de amigos que no se hablaban.
Un día el pajarito cantó una canción muy triste en la casa de uno de ellos, y este
lloró amargamente y se dio cuenta de que si no volvía a conversar con su
amigo, él ya no podría ser feliz, el rencor le roía el alma.
En otro día cantó la misma canción al otro amigo, pero este tenía duro el
corazón. El picaflor lo intentó tres días la misma canción al no obtener
resultados, cantó la canción de cuna que cantaba a sus hijitos y este se sintió
triste y se dio cuenta de que le faltaba algo y que no podía ser feliz.
 Esa misma tarde, al pasear por allí, se encontró con su amigo, lo miró a los ojos
y le dijo: ¿cómo estás, querido amigo?, y él sólo lo abrazó y le dijo que lo
amaba y que su amistad era un tesoro que había perdido.
Ambos amigos se quedaron abrazados largamente y se prometieron
mutuamente nunca dejar pasar demasiado tiempo para estar en paz.
Y cuando el pajarito vio esto se puso muy contento y emprendió nuevamente su
vuelo.
Todo en ese país, fue nuevamente la tierra de las flores y del olor y, por qué no
decirlo, también de la armonía.